Sin vuelta atrás


El verdadero precio del billete de ida sin retorno,
le era ajeno
El mundo se le desplegó como un mapa,
al abordar el pájaro de aluminio,
al dejar esa pequeña isla,
al cruzar el océano,
y un continente entero.
Ya que la hierba siempre es mas verde,
al otro lado.

No era por hambre,
ni por dinero,
ni por ninguna razón política.
Era por huir de la amenaza de un matrimonio precoz,
por seguir, ya que estaba embelesada, aquellas imagines
del televisor.
Y porque anheló de poder recoger una buena cosecha en el futuro.


El occidente
le reveló las asentaderas de los parisinos de tercer edad
que le escupían en el rostro por tener otro tonalidad de piel,
mientras su mano aún contenía sus heces,después de haber los aseados.

El occidente
le introdujo a la paradoja de andar por las rúas de la cuidad del amor
descalza en pleno invierno,
ya que todo lo que entraba volaba directamente a Isla Mauricio.
Su madre incrédula a su palabras,
ya que el hijo del vecino,
mandaba postales de su coche y casa recién comprados.

El occidente
enterró a su madre, ya que su corazón desplomó
cuando ella vino y vio la grande casa de su hija.
Una habitación compartida de dos por dos,
en la esquina la maleta aún por desempaquetar.
Los pies marcados por haber estado demasiado tiempo descalzos.

Y su hija no tenía ni idea,
cuando embarco el pájaro de aluminio,
con su billete de ida sin retorno, de que no había retorno
ya que ninguna tierra sería tan firme
como la que había dejado atrás.
Y que la que había dejado atrás
nunca mas sería tan firme como una vez fue.

ya que cuando te vas, te vas.



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